viernes, 23 de septiembre de 2011

Provincia de Leon

PONFERRADA
Cuando a uno le hablan de Ponferrada, le viene la imagen de una ciudad industrial, gris y de edificios de ladrillo castellano gastado. Nada más lejos de esta idea, adentrarse en esta ciudad después de hacerlo desde hace muchos años o dejarse llevar por las habladurías que nos llenó la cabeza de estereotipos inútiles y obsoletos, la ciudad de Ponferrada crea la maravillosa sensación que solo pueden ser parte de una sorpresa para bien que no esperamos llevarnos.

Nada mas adentrarnos en su zona industrial o ciudad nueva, vemos que el color gris fue cambiado por la rehabilitación y limpiezas de las fachadas, que hace años estaban enmugrecidas por el negro de las minas del carbón sobre las que fue creciendo la ciudad. Sus aceras, compuesta por baldosas de colores borran con fuerza y rapidez la imagen de calle gris que todos tenemos en mente, a lo que hay que sumar la cantidad de avenidas franqueadas por árboles y jardines que nos encontramos y hacen que no sintamos sosegados.
Pero sin duda, lo que mas llama la atención al viajero, es la rehabilitación que ha sufrido el centro histórico durante los últimos años, no solo su imponente castillo templario, que injustamente, eclipsa el resto del centro. Bordeando la calle que sube el castillo, nos encontramos con casa pintadas de vivos colores, que predominan en toda castilla y sobretodo en la provincia de León y que hoy son bares y restaurantes donde el viajero se queda atonito ante lo que tiene delante. Sus calles estrechas, sus iglesias imponentes, sus plazas de baldosas finas, sus estatuas, su gran plaza central que preside el ayuntamiento, que se resguarda entre casas del siglo pasado de color amarillo y naranja y la visión de algo antiguo que supo reinventarse como pocos para llamar a los nuevos tiempos, hacen de Ponferrada una verdadera joya, que durante años estuvo olvidada y despreciada por los malditos tópicos, símbolos inequívocos de cuando la ignorancia y el desconocimiento inunda una mente.


ASTORGA
Ser en el pasado una de las grandes ciudades romanas de Hispania junto con Lugo, Mérida y Braga, las cuales comparten con Astorga el mismo fundador (Augusto), deja un gran sabor de boca cultural e históricamente hablando. Astorga durante los años antiguos fue uno de los grandes pasos romanos desde la meseta y los pueblos salvajes del norte y eso hoy en día pervive en toda la ciudad, que aún conserva un trocito de su muralla romana desde al que se defendieron en las guerras cántabras, pero no solo acaba su historia romana en un trozo de muro, sino que por la ciudad existen diferentes vestigios en forma de restos escavados por sus calles que nos recuerda su floreciente historia del imperio romano.

Pero si hay algo que todo el mundo tiene en mente, no es ni siquiera su acogedora plaza mayor de soportales y su ayuntamiento de piedra al fondo, sino su gran catedral y el palacio de Gaudí que reside justo al lado, presumiendo que en apenas 30 metros perviven restos de la cultura romana, la iglesia del postromántico y la visión de un Gaudí esplendoroso, que dejo su huella en un palacio de piedra gris brillante propio de las películas de Tim Burton.

La vejez de sus calles estrechas de color piedra arcillosa, que marcan el paso de los peregrinos que recorren el Camino de Santiago, las casas coloniales en las esquinas de los cruces mas importantes y el poder de su gastronomía en forma de mantecados y hojaldres, se suman a la ya imagen histórica de Astorga, como ciudad importante en varias épocas de nuestra civilización.


VILLAFRANCA DEL BIERZO
Todos los que pusimos por primera vez nuestros pies sobre la villa de Villafranca del Bierzo por primera vez, nos entró un cosquilleo interior causado por la ansiedad de verlo todo, ante lo que teníamos delante de nuestros ojos, que si bien, solo era una ínfima parte, nos dejaba entrever que en cada esquina y callejuela se esconda un tesoro histórico. Su localización, en medio de las montañas y con un río poderoso atravesando la ciudad, traslada a la mente hasta reinos perdidos que tantas veces han intentado soñadores y expedicionarios buscar.
Que una villa tenga dentro de sus entrañas, infinidad de capillas e iglesias, monasterios, palacios reales, catedrales, castillos de cuento de hadas y puentes de madera que atraviesan riachuelos nos da cuenta, de que a veces los decorados de cine y cuentos existen en la realidad y muchas veces más cerca de lo que creemos.
Su castillo de torres barrigonas anchas con tejado de cono en lo alto del pueblo, sirve de excusa para bajar por sus callejuelas, que en la mayor parte de los casos están bordeadas por caserones con grandes balcones de madera, hoy perfectamente restaurados.
Nombrar la infinidad de iglesias y palacios que se extienden en sus calles es nombrar la Villafranca del Bierzo mas histórica y cercana y que podemos observar tubo una importancia enorme.
Su gran plaza, hoy a punto de terminar de reformarse, se reguarda entre soportales de piedra donde descansan terrazas de bares y restaurantes para tomar algo.
Hay que nombrar además sus parques, la mayor parte de las veces delante de los muchos edificios históricos, sus puentes de piedra medievales de arco de punta, bañados al frescor del rio que cruza el pueblo y que al verlo, nos damos cuenta de que su surco no podía ser otro que el que tiene actualmente, ya que la villa creció en una armonía perfecta a su lado, sin que los atropellos de casas forzadas que se ven en muchos lugares, sucediese aquí.

LEON
La que fue hace mucho tiempo capital de un reino, hoy se congratula de ser una de las ciudades más bellas del norte de España, con una mezcla perfecta entre el señorío y la historia, León, guarda en sus entrañas un mundo donde todos tienen cabida, vengan de donde vengan.

León supo cómo pocas ciudades de España modernizarse lentamente y conseguir un equilibrio perfecto entre su abundante historia y el modernismo que llamaba a sus puertas, sin sufrir ningún tipo de atropello.
Durante años, su catedral, la más bella y perfecta de las catedrales de góticas de España fue su gran llamada turística, haciendo que todo lo que tenía a su lado se empequeñeciese y a veces pasase injustamente inadvertido. Hoy en día, la gran reforma que sufrió sus calles próximas, todo el centro histórico y la mayor parte de la peatonalización de la zona vieja, hacen de su catedral la joya de la corona que está asentada en una urna de oro. En los tiempos presentes, catedral y centro histórico guardan una consonancia perfecta y da la impresión que uno podría ir sin el otro. Palacios como el de San Isidoro, compartiendo muro con la catedral, es otro de sus grandes reclamos, el Palacio de los Botines, imperante edificio cuadrado con torres, permanece esbelto, dándole la bienvenida al comienzo de la zona vieja, sus innumerables plazas bordeadas por casas pequeñas multicolor típicas del reino de Castilla, la plaza gran  del ayuntamiento, que sirve en determinados días de la semana de mercadillo…
Pero si hay una zona en ebullición en los tiempos presentes, ese es el Barrio Húmedo, conjuntos de calles estrechas del centro histórico, que resguardan uno y mil bares y restaurantes, donde en fines de semana desde que sale el sol hasta que se pone se convierte en un hervidero de gentes tomando cañas y tapas.
León, también guarda belleza fuera de su zona céntrica, cabe una mención especial los restos de su muralla romana que bordea la antigua capital del reino, las iglesias menores que asentaron sus cimientos sobre antiguos restos romanos. Impresionante es también el paseo a ambos lados de su rio, surcado por paseo anchos y plazas de baldosa, donde miles de personas dan paseos y descanso a sus cabezas. Justo en una de esas plazas, se encuentra uno de los edificios más impresionantes de la ciudad, el  señorial palacio de San Marcos, que parece requerir protagonismo más allá de la zona céntrica.
También cabe destacar su zona nueva, perfectamente trabajada, con grandes zonas verdes y ajardinadas, donde el espacio no es un problema, sino todo lo contrario.
León puede ser una ciudad desconocida para el turista, durante mucho tiempo tapada injustamente por otra ciudades del norte como Coruña u Oviedo, pero lo que está claro, es que el tiempo es el mejor juez y hoy León, está posicionada entre las ciudades más bonitas y cuidadas de España.



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